A2.0 divulga estudio sobre convenios binacionales para la protección del bioma amazónico

 

Un panorama sobre los convenios bilaterales entre Brasil y Perú, referentes al área fronteriza entre el Estado brasileño de Acre y el Departamento peruano de Madre de Dios, se presentó a inicios de diciembre a un grupo de entidades actuantes en esta región, entre estas, a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente de Acre (SEMA – AC), la Comisión Pro-Indio de Acre (CPI – Acre), la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) y el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio). El relevamiento fue realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN – Brasil), como parte de las actividades del proyecto Amazonía 2.0 (A2.0).

El proyecto fortalece las capacidades técnicas y organizacionales de las comunidades tradicionales e indígenas con énfasis en el control social, la gestión territorial, el monitoreo independiente de la gobernanza forestal y del comercio ilegal de recursos forestales, con el objetivo de contener la deforestación y la degradación de los bosques amazónicos, la pérdida de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, incluidos los servicios climáticos. 

Implementado en seis países de la región amazónica – Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam –, el mismo es coordinado por la UICN Sur y financiado por la Unión Europea. En Brasil, A2.0 actúa en tres áreas de Acre: las Tierras Indígenas Mamoadate y Alto Río Purus y el Parque Estatal Chandless, ubicados en la denominada región MAP, zona fronteriza entre Acre, Madre de Dios y el Departamento boliviano de Pando. 

La Tierra Indígena Mamoadate y el Parque Chandless reciben periódicamente a los indígenas aislados Mascho-Piro, que descienden los ríos desde Perú hasta Acre con el fin de cazar y pescar, en el período de la sequía amazónica.

“Estos territorios están muy preservados, con un índice de deforestación menor al 0,5%”, relata Carolle Alarcon, coordinadora técnica del proyecto en Brasil. Explica que, a pesar de esto, la región sufre presiones que podrían aumentar con la apertura prevista de una carretera de 270 kilómetros de extensión, en el lado peruano, lo que intensificará el tráfico de personas, la extracción ilegal de madera y el tráfico de drogas.

En este contexto, por lo tanto, es de utilidad conocer el progreso de los diversos convenios bilaterales que buscan promover acciones conjuntas de protección a las poblaciones nativas y de conservación y defensa de los bosques.

El resultado del análisis, todavía preliminar, tras entrevistar a diversas entidades y examinar 11 convenios, resaltó la importancia de la actuación conjunta de Perú y Brasil y la necesidad de involucrar en todas las acciones a las comunidades locales, principalmente por tratarse de una frontera diferenciada – en la cual las líneas divisorias entre los países son ignoradas en la práctica por la población nómade – ocupada por pueblos tradicionales que en muchos casos poseen vínculos familiares a través de la frontera. 

En la región MAP, por ejemplo, los indígenas peruanos y las comunidades tradicionales de Acre han participado activamente de diversas actividades, desarrolladas en el marco de este acuerdo y usufructuadas por los tres países, que ya dieron lugar a sistemas de alerta temprana, a una sala de situación para monitoreo de incendios e inundaciones y a un proyecto de centro de investigación climática para ser instalado en la triple frontera, entre otros resultados, revela Vera Reis, directora ejecutiva de SEMA.

El estudio fue dirigido por la consultora María Valeria Vásquez Sinti, ingeniera en Ecología de Bosques Tropicales, que se concentró en los convenios en vigor en los últimos diez años. Dividió estos acuerdos bilaterales en tres grandes grupos: los que se refieren a la integración económica ambiental, los relativos a cuestiones indígenas y, finalmente, los centrados en la cooperación técnica. Las iniciativas contempladas son conducidas tanto por entidades gubernamentales como no gubernamentales y, en algunos casos, por ambas en conjunto. 

La conclusión del análisis es que la diversidad de actores y de modos de cooperación es una de las mayores fortalezas de las iniciativas, pero que muchas veces los acuerdos binacionales no se traducen en acciones concretas y carecen de una estrategia de implementación porque no disponen de presupuesto. Ya los grupos de trabajo son los que mejores resultados obtienen y eso se debe a que su implementación no se encuentra bajo dependencia política.

Frente a este cuadro, la recomendación es que debe potenciarse la participación en los grupos de trabajo existentes que presentan una trayectoria. Además, la formalización de futuros convenios debe considerar las políticas de gobierno en los diversos niveles – local, nacional y regional – y estos deben ser integrados por quienes tomen decisiones apoyados en acompañamiento técnico. Otro factor que puede contribuir para el éxito de los convenios es el establecimiento de metas y el desarrollo de acciones con objetivos realistas, teniendo como base el análisis previo de las características locales y las perspectivas de todas las partes interesadas.

Cuando se trata de convenios binacionales, la coordinación activa de las respectivas cancillerías es fundamental. Finalmente, es imprescindible que la firma del convenio sea acompañada de un plan de implementación que considere aspectos como cronograma y financiamiento. 

En el caso específico de los indígenas – una de las poblaciones tradicionales con las que el proyecto A2.0 trabaja–, el estudio reveló que las propuestas presentadas por sus organizaciones, cuando están validadas por un proceso que cuenta con la participación de los pueblos involucrados, toman fuerza por nacer de las propias comunidades y no solamente de sus representantes.

Los acuerdos realizados de esta forma tornan más fácil el establecimiento de un plan de trabajo de corto a mediano plazo. Algunos ejemplos de actividades, planificadas en el marco del proyecto Amazonía 2.0, implican la realización de intercambios de experiencias entre los pueblos indígenas de los dos países y eventos para dar a conocer las actividades relacionadas al desarrollo de alternativas productivas, a la participación y articulación de la mujer y a la seguridad alimentaria. 

El proyecto sostiene que solamente con la colaboración e integración de varios segmentos de las sociedades y gobiernos locales, regionales, nacionales y globales será posible alcanzar el desarrollo sustentable de la región amazónica.

Para saber más acceda al estudio integral aquí (https://www.amazoniadospuntocero.com/index.php/es/recursos-ep/#tecnicos) o contacte a la coordinadora técnica del proyecto A2.0, Carolle Alarcon (Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.).